12 de febrero de 2019

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El ex presidente del Partido de los Trabajadores, Lula da Silva, fue condenado a otros 12 años y 11 meses en un caso que es casi idéntico a su primera condena, ninguno de los cuales cuenta con evidencia sólida, dice Brian Mier, de Brasilwire.

Greg Wilpert: The Real News Network, Greg Wilpert de Baltimore.

La semana pasada, una jueza en Brasil sentenció al ex presidente del Partido de los Trabajadores, Lula da Silva, a otros 12 años y 11 meses de prisión, en un nuevo caso de acusación de corrupción. Es decir, esta nueva condena es una adición a la anterior, por la que Lula ya está cumpliendo desde abril del año pasado, cuando fue sentenciado a 12 años y 1 mes. Los dos casos son muy similares, en ambos se le ha acusado de aceptar sobornos por medio de reformas en dos inmuebles, y dichas reformas habrían sido realizadas por una poderosa empresa de construcción – la OAS. Sin embargo, en ninguno de los dos casos, la fiscalía demostró que Lula era realmente el propietario de estos inmuebles. La presidente del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffman, ha publicado en twitter una respuesta a la nueva condena: “La persecución a Lula no se detiene”. Se emitió una segunda condena de Lava Jato justo cuando aumentaban las posibilidades de que Lula pudiera venir a recibir el Premio Nobel de la Paz. En la memoria de la gente y de la historia, Lula siempre será más grande que sus verdugos “.

Ahora, Brian Mier se junta a mí desde Sao Paulo, Brasil, para discutir esta última condena en contra de Lula. Brian es editor del sitio web Brasil Wire, y también es editor del libro Voces de la izquierda brasileña. Gracias por acompañarnos otra vez, Brian.

Brian Mier: Gracias por invitarme, Greg.

Greg Wilpert: Entonces, danos algunos detalles más sobre de qué se trata esta última condena de Lula. Suena casi idéntica a la anterior condena. ¿Es así? ¿Y qué tipo de evidencias o pruebas se han presentado en este caso?

Brian Mier: Tratase de una condena muy similar a la anterior, con evidencias más débiles. Esencialmente, la investigación conjunta del Departamento de Justicia de los Estados Unidos y la Oficina de Fiscalía Pública de la ciudad de Curitiba, conocida como Lava Jato (Lavado de autos), pasó años investigando a Lula, y se hicieron tres acusaciones en su contra. La primera fue relacionada con las reformas en un departamento en la playa de Guaruja, Sao Paulo, sin embargo, no se pudo demostrar de forma definitiva que el inmueble haya sido alguna vez de su propiedad, ni siquiera que Lula haya vivido algún tiempo en él, o que, efectivamente, dichas reformas se hubieran realizado. En el caso actual, relacionado con esta propiedad de vacaciones en Atibaia, el juez Moro fue el investigador y ha montado el caso con el apoyo constante del Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DOJ) – Patrick Stokes ha volado a Curitiba un par de veces. Ellos utilizaron tácticas del DOJ de los EE. UU., principalmente al basar toda la condena en un único testiguo de acusación. Es lo mismo que hizo el DOJ en contra del senador Ted Stevens, en 2009, Alaska, en un caso que terminó siendo derrumbado más tarde.

Al último minuto, una nueva jueza, llamada Gabriela Hardt, se hizo cargo del proceso, después que Sergio Moro aceptó el cargo de ministro de justicia en el gobierno de extrema derecha de Jair Bolsonaro. Así que, esencialmente, la jueza se pronunció sobre la investigación de su mentor, Moro, y ésta, por supuesto, está llena de irregularidades. No pudieron probar que Lula es propietario del inmueble. De hecho, la propiedad pertenece a un hombre llamado Fernando Bittar, quien es un hombre de negocios, hijo de uno de los más antiguos amigos de Lula, Jacó Bittar, quien ha sido compañero de Lula cuando fueron líderes sindicales, en la década de 1970; Jacó Bittar también se involucró en la política, fue alcalde de Campinas, la undécima ciudad más rica de Brasil desde hace varios años.

La jueza trató de argumentar que este señor, Fernando Bittar, habría sido una especie de testaferro; ya sabes, en una operación del tipo “esconderse en la concha”, o como quieras llamarlo. Sin embargo, cuando hacen este tipo de cosas, normalmente, los criminales buscan a un testaferro que no sea rico. Y Fernando Bittar es un rico hombre de negocios. No hay indicios de que él no sea el dueño de la propiedad. El hecho es que ellos son amigos de la familia (de Lula), y las familias han estado pasando juntas, por ejemplo, vacaciones de Navidad, desde los años setenta.

Así que este caso es tan sólo otra farsa. Ya sabes, es una farsa. Fue diseñado, como señaló Gleisi Hoffman, para quitarle el impulso a la nominación de Lula para un Premio Nobel de la Paz este año, y también para mantenerlo en la cárcel hasta después de las próximas elecciones, si es que van a llevarse a cabo las próximas elecciones. Eso es posible porque, en Brasil, estás obligado a pasar aproximadamente una sexta parte de tu condena tras las rejas (antes de tener derecho a la progresión de la pena). Así que, en este momento, al sumar los años de las condenas en los dos casos, tienes como resultado que Lula deberá pasar mínimo seis años tras las rejas, a menos que sus casos se reviertan después de juzgados sus procesos de apelación, que aún están en curso.

Greg Wilpert: Entonces, originalmente, el juez Sergio Moro estaba a cargo de procesar a Lula y presidió el primer juicio en su contra. Sin embargo, como se mencionó, Moro recientemente asumió un puesto en el gabinete de Jair Bolsonaro como Ministro de la Justicia. Y así el caso quedó a cargo de una nueva jueza. Moro siempre se había presentado como líder de una cruzada anticorrupción, pero su imparcialidad se ha puesto en duda, por varias razones. Entonces, primero, dinos lo que piensas acerca de la imparcialidad de Moro. Y segundo, ¿Es la nueva jueza, Gabriela Hardt, mejor que Moro?

Brian Mier: En primer lugar, Moro es un agente político de derecha que trabaja en asociación con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, y lo ha sido durante varios años. No tiene ninguna imparcialidad en absoluto, porque eliminó a Lula de la carrera presidencial para abrir el camino a Jair Bolsonaro, para quien ahora trabaja como ministro de la justicia, es parte de su gabinete. Y también filtró ilegalmente información difamatoria en contra del líder en las encuestas: el candidato del PT, Fernando Haddad, justo dos semanas antes de las elecciones del año pasado, una vez más ayudando a Jair Bolsonaro. Y ahora ha salido a la luz, según el vicepresidente Hamilton Mourao, que Moro se estaba reuniendo con el equipo de campaña de Bolsonaro antes de filtrar esa información. Así que no solo parece que obviamente él no es imparcial, sino que está políticamente alineado con la extrema derecha. También parece que él colaboró ilegalmente para ayudar Bolsonaro a ganar las elecciones.

Ahora, su reemplazo, Gabriela Hardt, es su protegida, y ella es básicamente … ella simplemente estuvo de acuerdo con todo lo que dijo Moro en la investigación. De hecho, desechó 1.146 páginas de evidencias que prueban la inocencia de Lula, que fueron presentadas por el equipo de defensa. Ella simplemente ni siquiera las leyó. Y en lo que respecta a Moro, ya sabes, desde que asumió el cargo de ministro de justicia, acorde con su ideología política, ha anunciado que reducirá y eliminará las sanciones para los policías que matan a ciudadanos, y les permite usar la excusa de que “ellos sintieron miedo en el momento en que mataron a las personas”. Ahora, esta (la brasileña) es la policía que más mata personas en el mundo. La policía brasileña mató a 5.000 personas el año pasado, oficialmente. Y la mayoría de ellos eran jóvenes varones negros. Así que ya existe un importante problema de derechos humanos, como indican Amnistía Internacional y otros grupos, con asesinatos por parte de policías en Brasil y la conexión de la policía con escuadrones de la muerte, como la milicia paramilitar de derecha de la favela [Río de las Piedras], para quién el hijo de Bolsonaro es acusado de lavar dinero. Éstos son los hombres que Moro ahora está protegiendo.

Ahora bien, un otro signo de lo que realmente es la ideología política de Moro es que él ha anunciado que va a perseguir a los líderes sindicales por corrupción. Y, obviamente, va a utilizar las mismas técnicas de investigación muy dudosas, basadas en lo que aprendió del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, persiguiendo a los hombres de negocios corruptos y ofreciéndoles acuerdos de negociación en que asumen su culpabilidad a cambio de una reducción de las penas y la retención apenas parcial de sus activos, caso ellos sigan el guión esperado para implicar a cualquiera que Moro elija como blanco. Esto es lo que podemos esperar de él. Básicamente, él ahora está a cargo, convirtiéndose en un tipo de J. Edgar Hoover de Brasil. Está a cargo de la inteligencia, de la policía federal, de todos estos diferentes departamentos gubernamentales. E ideológicamente, él es un extremista de derecha.

Greg Wilpert: Sí, eso me lleva a mi siguiente pregunta, que tiene que ver con el hecho de que un juez, en este caso fue Moro, pero, en Brasil, los jueces en general, al parecer, cumplen una función como investigador principal y como acusador jefe, además de ser el juez. Esto suena bastante extraño para las personas en los EE. UU., donde estos roles deben estar separados. ¿Cómo funciona esto en Brasil y cómo puede alguien como Lula obtener un juicio justo bajo tales circunstancias?

Brian Mier: Bueno, es increíble pensar, realmente. Brasil es uno de los únicos países, si no el único, que queda en el mundo que aún aplica la ley de la Inquisición. Y entonces, el papel de Moro en el proceso en contra de Lula fue efectivamente el de un inquisidor. Es decir, el investigador puede decidir sobre su propia investigación. Y esta no es la situación normal en Brasil. No es tan común. Pero le permitieron a Moro hacerlo mientras iba tras Lula. Se remonta a la Inquisición. Entonces, ¿cómo puede Lula obtener un juicio justo en esta situación? No puede. Y es por eso que él está en la cárcel, a pesar de que no existen pruebas materiales en su contra en ninguno de estos dos casos.

Greg Wilpert: ¿Y ahora qué pasa? ¿Hay alguna posibilidad de que Lula pueda salir de la cárcel algún día? ¿O cuáles son sus próximos pasos?

Brian Mier: Bueno, Greg, yo … no soy adivino, pero en mi opinión, tendrá que haber algún tipo de cambio de régimen antes de que Lula salga de la cárcel. Ellos lo van a seguir haciendo, todavía tienen una investigación más de Lava Jato en contra de él, por una afirmación igual o incluso más ridícula, que involucra a su instituto, el Instituto Lula y una parcela de tierra. Y aún si Lula ganara la apelación en los dos primeros casos, seguirán persiguiéndolo en este tercer caso. Y están agarrados a eso para asegurarse de que puedan mantenerlo por un largo periodo de tiempo encarcelado, lo más largo que sea posible; mientras Sergio Moro sea ministro de justicia y Bolsonaro sea presidente, será muy difícil para Lula salir de la cárcel, a menos que exista una presión internacional muy fuerte. Y simplemente no vemos que eso pueda provenir del Partido Demócrata en los Estados Unidos, en serio, ya sabes. Ellos están básicamente enfrentando una guerra aquí. Así que creo que los Estados Unidos juegan un importante papel en la libertad de Lula en este momento, y los demócratas, definitivamente, están perdiendo este balón, ya que están llevando el balón a Venezuela.

Greg Wilpert: OK. Bueno, vamos a tener que dejarlo allí por ahora, pero estoy seguro de que volveremos con usted a medida que el caso continúe desarrollándose. Estaba hablando con Brian Mier, editor del sitio web BrasilWire.com. Gracias de nuevo, Brian, por habernos acompañado hoy.

Brian Mier: Muchas gracias.

Greg Wilpert: Y gracias por unirse a The Real News Network.

Foto: Archivo | Traducción por Cristina Gomes.