23 de abril de 2019
Foto: Silvia Izquierdo / AP

El ministro Sérgio Moro (Justicia y Seguridad Pública) golpeó y tomó en Lisboa. Durante el VII Fórum Jurídico de la capital portuguesa, el ex juez de la Operación Lava Jato apuntó “alguna dificultad institucional ” en el sistema procesal de Portugal y mencionó nominalmente el ex primero ministro luso, José Sócrates, meta de la Operación Marquês, que investiga presunta corrupción. Sócrates no se inhibió y se la devolvió, en comunicado al sitio jurídico de la web Migalhas.

“Lo que pasa en Brasil es una deshonesta instrumentación de su sistema judicial a servicio de un determinado y específico interés político. Es lo que pasa cuando un activista político actúa disfrazado de juez”.

La pelea tuvo lugar en Lisboa.

Primero, Moro declaró: “Es famoso el ejemplo involucrando al antiguo primero ministro José Sócrates (Operación Marquês) que, mirando desde lejos, se nota alguna dificultad institucional para que el proceso camine en tiempo razonable, así como tenemos esa dificultad en Brasil”.

Al contestar a Moro, a través de Migalhas, el ex-primero-ministro luso fue enfático. Sócrates mencionó una serie de ocurrencias de la Operación Lava Jato, hasta la condena del ex presidente Lula en el proceso del triplex en Guarujá, litoral norte de São Paulo.

Moro impuso a Lula 9 años y seis meses de reclusión por corrupción pasiva y lavado de dinero, condena ampliada después por los jueces de segunda instancia del Tribunal Regional Federal de la 4ª Región (TRF-4) a 12 años y un mes.

El petista cumple la condena desde 7 de abril de 2018 en una “sala especial” en el Cuartel General de la Superintendencia Regional de la Policía Federal en Curitiba.

Contestando a Moro, el ex primero ministro declaró:

El juez valida ilegalmente una escucha telefónica entre la Presidenta de la República y el anterior Presidente. El juez decide, ilegalmente, entregar la grabación a la red de televisión Globo, que la divulga al mismo día. El juez condena el antiguo presidente por corrupción en “actos indeterminados”. El juez encarcela el ex presidente antes de la sentencia firme, infringiendo abiertamente la constitución. El juez, de vacaciones y sin jurisdicción en el caso, actúa ilegalmente para impedir que la decisión de un juez de segunda instancia, que decidió la liberación de Lula fuera cumplida.

El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas decide notificar a las instituciones brasileñas para que permitan la presentación de Lula da Silva a las elecciones brasileñas y su acceso a los medios de campaña. Las instituciones se rehúsan, infringiendo así el Pacto Internacional sobre los Derechos Civiles y Políticos que Brasil ha firmado libremente. Al final, el juez obtiene su premio: es nombrado ministro por el Presidente electo y principal beneficiario de las decisiones de condenar, encarcelar e impedir la presentación de Lula da Silva a las elecciones.

El espectáculo puede tener aspectos de Vaudeville, pero, en realidad, es bastante siniestro. Lo que está pasando en Brasil es una instrumentación deshonesta de su sistema judiciario a servicio de un determinado y concreto interés político. Es lo que pasa cuando un activista político actúa disfrazado de juez. No solo es un problema institucional, sino una tragedia institucional. Volveré al tema.

José Sócrates
Ericeira, 22 de abril de 2019

O Estado de S. Paulo | Traducción: Comitê Lula Livre – Barcelona y Colectivo Regina de Sena México-Brasil contra el golpe