30 de octubre de 2018

La larga ola conservadora, populista y xenófoba, cuando no es abiertamente fascista, también ha ganado en Brasil. En el continente latinoamericano ayer tuvo lugar el último acto de la contraofensiva de los Estados Unidos y de las oligarquías locales contra los gobiernos de izquierda o progresistas.

En la segunda ronda, ganó el ex militar Jair Bolsonaro, logrando en pocos meses pasar de un miserable 13% en las encuestas al 55% de ayer, gracias a una campaña electoral descarada hecha con herramientas modernas, el uso y abuso de “Redes sociales” con noticias falsas contra sus oponentes, el rechazo del debate con su contrincante directo y el apoyo de iglesias evangélicas, terratenientes, las organizaciones empresariales e importantes sectores de la FF.AA.

El voto “anti-política” de Brasil exigía más “seguridad” y quería castigar todo lo que se percibía como atribuible a los escándalos de corrupción, empezando por el presidente golpista saliente, Michel Temer. Hoy la misma democracia está en grave peligro, amenazada por un nuevo presidente fascista, que promete liquidar a los “rojos” y hacerlos “pudrir en la cárcel” y acusa a los movimientos de “terrorismo”. Bolsonaro será un fiel aliado de Trump, de la derecha extremista latinoamericana y de aquellos que hacen del anticomunismo y el populismo una doctrina, comenzando con Salvini, entre los primeros en congratularse.

Solo Lula hubiera podido ganar, pero sabiéndolo bien, los poderes facticos han trabajado para sacarlo del medio de cualquier manera, hasta llegar a una sentencia injusta y a su encarcelamiento. En una situación muy difícil, el 45% de la fórmula Fernando Haddad-Manuela d’Avila es un resultado importante a partir del cual comenzar de nuevo.

Ahora, para ser creíble, la izquierda debe defender la democracia y reconstruirse desde abajo. Desde el movimiento de mujeres que demostraron ser fuertes e incansables, desde movimientos de masas como los Sem Terra y los Sin Techos, desde las luchas sindicales, que deben unirse contra el gobierno que actuará de acuerdo con las envenenadas recetas neoliberales, con la privatización de inmensos recursos, la concentración de la riqueza en manos de la oligarquía, con la cancelación de los derechos, la represión de la oposición, así como la presión contra los BRICS, la integración latinoamericana, los gobiernos populares y de izquierda, empezando por Venezuela y Bolivia.

Refundaciòn Comunista reafirma su solidaridad con la izquierda y los movimientos sociales del pueblo brasileño, contra el fascismo, por la democracia, por la reafirmación de los derechos económicos y sociales y contra la discriminación.

A LUTA CONTINUA !

Marco Consolo
Resp. RR.II.
Partido de la Refundacòn Comunista- Izquierda Europea
Roma, 29-10-2018