La elección terminó, pero la lucha está apenas comenzando: ¡Seguimos de cabeza erguida resistiendo por Brasil!
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Vivimos un proceso electoral totalmente atípico. Desde el cierre del período militar no teníamos la prisión política de un líder, como la de Luiz Inacio Lula da Silva, injustamente condenado, y que tuvo su candidatura impugnada por el Tribunal Superior Electoral. Un proceso en que fuerzas que actuaban hasta entonces en las bodegas del país, emergieron la disputa presidencial provocando una gran ola de odio y violencia contra el pueblo brasileño.
Nuestra candidatura fue una respuesta democrática al arbitrio que contamina el escenario político desde el golpe parlamentario que en 2016 derribó a la presidenta Dilma Rousseff. Enfrentamos abusos y vilezas practicados por corrientes comprometidas con mezquinos intereses antipopulares, antidemocráticos y antinacionales.
La elección de Bolsonaro representa una ruptura política, cuyos signos están representados en el asesinato de Marielle, de Moa Katendê – líder negro, capoeirista en Bahía, Charlione – joven cearense que aún ayer participaba de una caravana electoral en apoyo al candidato Haddad. Ellos amenazan nuestras vidas porque luchamos por un país igual y justo.
Incluso bajo balas, resistimos en defensa de la soberanía nacional, violada de tantas maneras en los últimos dos años. Protegido por sectores del sistema judicial y de los medios monopolistas, el candidato diputado Bolsonaro se quedó de manos libres para financiar su máquina de mentiras con dinero clandestino, incitar la violencia contra sus adversarios, huir de debates públicos y burlar reglas electorales.
Estas fuerzas, a través de la tramoya y de la truculencia, con maniobras aún sujetas a investigaciones y juicios, llegaron a la Presidencia de la República.
A pesar de tantos obstáculos, nuestra alianza organizó una poderosa resistencia por todo el país, que llevó a la realización de la segunda vuelta y a un formidable movimiento en defensa de la civilización contra la barbarie, de la democracia contra la dictadura, del amor contra el odio.
En esa segunda vuelta, que cerró ayer, hombres y mujeres de todos los cuadrantes se manifestaron a favor de los pilares constitucionales de nuestro país.
Esta jornada jamás habría sido posible, sin embargo, sin la dedicación y la valentía de los movimientos sociales y sectores democráticos de la sociedad.
Continuaremos defendiendo la Constitución, la diversidad social, los derechos de todos y todas, un Brasil de todos y combatir el peligro de la dictadura, la eliminación de las conquistas sociales, la venta del patrimonio público, la entrega de las riquezas nacionales, el racismo y la misoginia, la homofobia y la amenaza de la violencia institucionalizada.
En este momento, es fundamental continuar juntos y cohesionados en torno a la democracia, la soberanía nacional y los derechos.
No debemos dejar caer por el miedo, pues tenemos unos a otros. A diferencia de lo que piensan, el pueblo brasileño sabrá resistir.